jueves, 6 de noviembre de 2008

La comunicación

En “Bocados pretenciosos” se habla de la comunicación en el sentido más amplio, la relación del individuo con el entorno y el diálogo que se establece entre éste y su interior.
Los personajes y los propios autores se convierten en emisores y receptores y se comunican mediante mensajes cargados de símbolos que evocan estados del alma y emociones.
El término “Interloquio”, que no se recoge en los diccionarios, sirve para designar ese diálogo interior que da inicio al viaje que se propone.
Los personajes hablan y se comunican poniendo de manifiesto que existe una parte esencial en el ser humano que lucha contra las circunstancias y, al mismo tiempo, necesita creer que existe un lugar de encuentro donde la esencia es capaz de comunicarse plenamente. Ese lugar es “La Taberna de Tulús”, que también constituye un juego de palabras. En inglés “to loose” significa “perder”. Los personajes y los propios autores, que también se convierten en personajes, se pierden para encontrar:
“Parece que caminamos hacia nuestro destino subiendo los peldaños de una escalera en forma espiral”
“El camino no es recto, es espiral”
Alma, El Arquero, La Dama Nocturna, El Perfumista, dicen cosas como:
“Necesito creer en el género humano”
“Necesito un nuevo lenguaje para comunicarme con la esencia”
“Terminó el turno de ruegos y preguntas”
“Tengo nuevas caligrafías”
“Me comprometo con lo sutil y con la esencia”
“Acompáñame hacia el silencio”
“Te propongo una página perfecta”
Alma (personaje “nombrado”) se convierte en guía y la Libélula Azul simboliza la continua búsqueda y propone un camino a recorrer, hacia un estado del ser y la conciencia.
Sin embargo, también existe un personaje “innombrable” un personaje sin nombre, que pone de manifiesto los temores, las dudas, la lucha interior, la desconfianza.
Alma le incita, le pregunta, le pone en alerta:
“¿Quieres volver a la caverna?”
“¿Quieres ser un autómata?”
“¡Mírame cuando te hablo!”
Y le habla de aspectos sutiles, le recuerda que existe un camino hacia la belleza, la libertad y el amor, le incita a buscar las palabras correctas, las que forman parte del lenguaje perfecto, y le anima a indagar en su interior:
“No existen las conciencias si somos interior”
Mientras que El Innombrable le responde de nuevo con sus dudas, sin darse cuenta de que aún le queda fe:
“Eres una figura cambiante”
“No existen certidumbres”
“Borracho como estoy no te distingo en la niebla”
“¿Quieres aniquilarme?”
Sin embargo, existe un símbolo fundamental que es el Silencio, que también forma parte del lenguaje perfecto y que supone traspasar el umbral “que a todo el mundo da miedo”. Es un lugar donde las palabras ya no son necesarias para comunicarse. El Innombrable cruzará ese umbral acompañado de Alma y empezará a dar muestra de que ya se encuentra inmerso en el viaje. Es entonces cuando se permite identificarse con El Arquero y lanzar sus flechas a las estrella, o incluso con El perfumista, que se atreve a ir más allá y destilar esencias para La Dama Nocturna.
En realidad, el camino se inicia con la primera página y, aunque se establece una lucha, todos están inmersos en el viaje.

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